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...apasionante, lisérgica, genial y delirante... entrevista a F.Arrabal inverosimil... Peio H. Riaño...


...apasionante, lisérgica, genial y delirante...

entrevista a F.Arrabal inverosimil...

Peio H. Riaño...



“Apasionante, lisérgica y delirante, tal y como es el personaje, así es la entrevista que Peio H. Riaño hace a Fernando Arrabal, dramaturgo y novelista inverosímil.



“¿Por qué la cultura ha sido eliminada? ¿Por qué la cultura ya no significa nada?

En Time hubo un tiempo en que tenía un tercio del periódico dedicado a la cultura. Hoy solo hay tres páginas, y casi siempre dedicadas a gadgets. Es interesante saber dónde estamos y por qué este papel tan escaso de la cultura; por qué el santuario Bolsa nos ha eliminado.”

Entrevista a Fernando Arrabal:

“Lo único que hago de izquierdas es decir que soy de izquierdas”

12 Noviembre, 2010 at 12:47 pm

[Subo íntegra la entrevista con Fernando Arrabal que sale hoy en Público, con motivo de su conferencia-pregón de ayer que sirvió de arranque al Festival Eñe]


¿En qué va a consistir este pregón-conferencia… titulado The 100 most influential people in the world?

¡Pensaba que usted me lo iba a contar a mí! [Silencio] ¡Ah, yo sé de qué voy a hablar! Lo supongo. Pero claro… la vida está hecha de golpes de teatro. Y la confusión está siempre presente, desgraciadamente. Así que lo que pienso que voy a decir, es posible que no lo diga, y que diga todo lo contrario. Está usted muy bien peinado, caballero. Casi tan bien como yo [se toca el pelo]. A raíz del título, podemos averiguar que hablará usted de… Pero el título no es mío. Es de uno de sus colegas periodistas. Es una persona que se interesa mucho por el arte y la poesía de hoy. Es el redactor jefe de la revista Time. Él encontró el título completo.


Vale: entonces, podemos adivinar que hará algo en relación con la lista de las 100 personas más influyentes de ‘Time’


Obviamente. Es un hecho capital. Sobre todo en el contexto en el que ha venido: Time es el periódico del capital, por tanto nada bromista. Y a nosotros, los hombres de izquierdas, nos interesa mucho lo que diga el capital. Sobre todo lo que dice el capital a través de ese santuario religioso que es la bolsa. Allí el dinero se convierte en dinero: ¡Es un milagro! ¡El milagro de la bolsa! Este señor, como la mayoría de sus colegas (y no hay muchos que puedan compararse en altura a Time, si acaso, Newsweek), ha elegido a las 100 personalidades y creo que ha estado afortunado al darles el título de “influyentes”. No ha dicho “poderosos” ni “los más famosos”. Me consta que es coleccionista de la mejor pintura y que él hubiera deseado que las 100 personas más influyentes del mundo no fueran los que han sido. ¡Hay muchos jóvenes! Es una lista muy interesante. Cuando fundé con Jodorowsky y Topor el Grupo Pánico, una de las cosas que más nos preocupaba era el valor de las cosas. El valor de las cosas siempre ha sido enigmático: por qué H y no B. Si lo más influyentes no son los más poderosos,


¿qué tipo de poder ejercen estas 100 personas?


Volvemos al Pánico y al valor de las cosas. Estando en el grupo surrealista, que fue como el ala cultural del trotskismo, ya nos planteamos también cómo se puede juzgar la influencia. Es muy difícil determinar qué es influyente. Por eso el acierto de la palabra. La mayoría de mis colegas han protestado, gente que se dedica a la poesía de verdad. Qué vergüenza, han dicho. ¿Sabe usted cuántos dramaturgos hay en la lista de 100? Cero. ¿Cuántos poetas? Cero. ¿Novelistas? Cero. ¿Filósofos? Cero. Obviamente estaban ofendidos y pensaban que se ha hecho de mala uva. Yo creo que no se ha hecho con mala uva, sino intentando darle un nombre a lo que son estas personas: son influyentes. Como puede serlo por ejemplo Didier Drogba. Puede influir en la política de su país de una forma determinante: él puede nombrar el presidente de la República de la Costa de Marfil, pero también puede influir en el café que vamos a tomar, porque la publicidad que él hace se considera una de las que más engancha del mundo. Lady Gaga también es muy interesante cuando se mira desde el punto de vista de la cultura.


¿Por qué la cultura ha sido eliminada? ¿Por qué la cultura ya no significa nada?


En Time hubo un tiempo en que tenía un tercio del periódico dedicado a la cultura. Hoy solo hay tres páginas, y casi siempre dedicadas a gadgets. Es interesante saber dónde estamos y por qué este papel tan escaso de la cultura; por qué el santuario Bolsa nos ha eliminado.


¿Ha sido eliminada la cultura porque no es influyente? ¿O porque los medios han hecho que no sea influyente?


Eso ha traído como consecuencia, por ejemplo, que las grandes opciones sociológicas, las más bellas, no han sido abordadas. Por ejemplo: hay un socialismo económico, que no me interesa demasiado, pero hay otro socialismo extraordinario, sexológico por ejemplo, el de Charles Fourier. Y en su terreno pocas cosas han sido exploradas. ¿Por qué estas formas culturales de convivencia las ponemos aparte? Y repito que no es por una decisión del editor de Time: a él le encantaría poner a Arrabal en primera página. Pero es cierto que si ponen a Arrabal, o a mis amigos Kundera o Houellebecq, al día siguiente el público retiraría la suscripción. Ese periódico dejaría de existir. Si en vez de un futbolista, quien saca café de la máquina en un spot es un poeta, nadie compraría ese café. No es de mala fe. En realidad soy yo el que ha hecho eso. Yo y todo el mundo: no compraríamos el café si quien lo anuncia es un poeta. ¿Por qué estamos en las catacumbas? ¿Por qué nos han eliminado? ¿Y qué pinta un expresidente como Clinton en una lista como esa? Clinton que salta a estas listas, al igual que salta Carla Bruni en lugar de Sarkozy, porque obviamente nos interesamos más por su felación por su política. Y como todavía no hay felación de Obama, Clinton puede influir más que él porque su mitología está más presente.


Por cierto, ¿qué le parece Obama?

Yo me encuentro siempre al margen de la política, nunca he votado, y lo único que hago de izquierdas es decir que soy de izquierdas. Pero soy anarquista de izquierdas. Se vio la llegada de Obama con una esperanza excepcional. Y en mi caso, por motivos completamente racistas: el hecho de que fuera negro me entusiasmo. Mi primer viaje a los EEUU fue en 1960, y en Nueva Orleans no podía tomar el café en un supermercado en la parte black: tenía que ir a la parte white. Lo más modesto entonces en Nueva Orleans era una barcaza sucísima para cruzar el Mississipi: allí había váteres para colored people y para white people. Es hermoso ver ese cambio. Supongo que, como todo jefe de estado, no puede hacer la revolución. Que es lo que poetas como yo desaríamos. ¿Conoces a Lady Gaga? Me gusta la palabra gaga. En Francia es muy conocida y significa chocho en el sentido viejo, carcamal. Y Lady Carcamal me gusta como título. Pero no soy un gran conocedor ella. Creo que le gustaría: es excesiva y punto surrealista. ¡Y juega con la carne cruda! Creo que en un momento dado habló del movimiento Pánico. No sé si se lo habría dicho alguno de sus agentes o asesores. Y le hizo una canción a Alejandro, que bien podría ser Jodorowsky…


Hablando de gadgets, ¿cómo se lleva con la tecnología?


Me llevo muy bien. Precisamente uno de los puntos de tensión con los suerralistas fue mi pasión por la ciencia y la exactitud. Incluso hice un programa para hacer cuadros en Internet. E hice una exposición con ellos. Nos quejamos de que Internet está abierto a toda clase de desinformaciones, pero también está abierto a toda clase de exactitudes. Y si creamos el Pánico fue por la misión de confusión. Estoy en contra de la confusión, pero por desgracia, está ahí. Decías hace unos años que Internet no era amenaza para el libro ni para el autor como autoridad.


¿Hoy sigues creyéndolo?


Sí: mi batalla es con mis agentes y con las sociedades de autores. Hay compañías en el mundo entero que me hacen el honor de representar mi teatro. Y se supone que tiene que haber un porcentaje de por medio. Yo no quiero hablar contra mis colegas, pero la literatura nos permite vivir. Y para qué más. Si se pudieran hacer mis libros con piedras, pues que se hagan, no hay ningún problema. Lo que tengo que decir ojalá se diga de cualquier manera. ¿Cuál es el problema de que un libro mío se puede coger gratuitamente en Internet?. Es un problema para el santuario del que hablábamos, pero a mí no hay ningún problema.


Internet permite tener un contacto con sus lectores. Mire el caso de Pérez-Reverte…

¿Quién?

Pérez-Reverte. Dijo que Moratinos era un “mierda” por llorar.


Usted me habla de dos personas que no conozco.


La cosa es que Twitter y Facebook permite a los autores tener feedback con sus lectores.


Facebook me interesa mucho. Una cosa que siento es que soy un poquitín célebre y completamente desconocido a la vez. Lo único que me molesta de Facebook es que hay muchos Fernandos Arrabal. ¡Uno tiene cinco mil amigos! Y todos tienen un aspecto auténtico. Que yo sepa, no emplean el nombre para promocionarse ni hacer nada. No sé porqué han creados estos Fernandos Arrabal… Lo sé: te he buscado esta mañana, pero no sabía cuál era el verdadero… Pues yo soy uno de ellos [risas]. Solo tengo 400-500 amigos. No puedo comunicar realmente porque todo el mundo va para otro lado. Está al alcance de cualquiera ser Fernando Arrabal.


¿Dónde está hoy la vanguardia?


Dan ganas de darle a usted una azotaina por formular esa pregunta. Al decir una cosa así, da la impresión de que esto ha terminado. La vanguardia no es provocación. Conocí a todos los vanguardistas, privilegio o desgracia de la edad: Andy Warhol, los beatniks, surralistas… y no he conocido a ninguno que fuera provocador. La provocación es un acto gratuito, imposible de controlar, que es autodestructivo, centrípeto y finalmente cretino. El primero en utilizar la palabra provocación fue Franco. Tengo un libro aquí [saca de su mochila su Carta al General Franco] que contra él en vida. Fue un best seller en el extranjero y por él me metieron en la cárcel. Pero cuando los franquistas vieron que mi teatro y mis obras estaban representadas en el mundo entero, tuvieron que inventar algo. No iban a decir: “Arrabal es un mal escritor”. Había que decir algo que me descalificara completamente, y lo que más puede descalificar a un escritor es llamarlo “provocador”. Un provocador es un imbécil que cree que el espectador es un imbécil y que se va a hacer tragar todas sus mentiras. Es un ataque perfecto. Retomo: no le gusta entonces que le pregunte donde está hoy la vanguardia… Lo que no puedo pensar es que esto no termina. No se trata de una provocación, de un momento, sino de intentar mejorar las cosas en calidad y cantidad: Pánico quería mejorar el surrealismo. Precisamente acaba de morir Mandelbrot, el mayor matemático del mundo, al que nombraron Trascendente Sátrapa por el Colegio de Patafísica, un título que tienen los creadores más importantes del siglo XX (mientras que los Nobel se han equivocado alguna vez). Y me destinaron a mí a llevarle el título a Nueva York. Será la última cosa que hará. Por cierto, que a Louis Bourgeois fui también el encargado de llevarle un titulo parecido (el de Patafísico, que aunque no está a la altura del de Sátrapa, es el que recibió, por ejemplo, Picasso) antes de su muerte. Lo puede ver usted en YouTube. Hago un paréntesis para hablar de que hay YouTubes míos, como usted sabrá, que han visto millones de personas y podría ser el escritor mas visitado del mundo. Sin embargo, con Bourgeois hicimos una vídeo genial, en la que incluso yo bailo en Nueva York, y donde se la ve a ella encantada de recibir el título. ¿Y cuantas personas lo han visitado en Internet? Apenas mil. Es uno de mis Youtubes menos visitados: ahí tienes: porque no interesa la cultura. Pero siguiendo con Mandelbrot, yo le dije en Nueva York: “Se le considera el último avatar de las matemáticas, el rey de las matemáticas de vanguardia”. Y me dijo: “Pero Arrabal, ¿cómo se puede hablar de vanguardia? Euclides, en su tiempo, tenía los conocimientos suficientes para hacer los objetos fractales”.

¿Le ha afectado la crisis?

¿Qué crisis?

Esa de la que hablan los medios…

Eso son inventos [ríe]. Como lo de que yo soy provocador. Son inventos de la Bolsa.


No sé si ha oído hablar de dos escándalos recientes en España, relacionados con la censura: uno lo ha sufrido Sánchez Dragó por escribir que había tenido relaciones sexuales con dos menores de 13, y el otro ha sido por la película A serbian film, que muestra la violación de bebé de tres meses.


Qué horror, una violación de un bebé. La pena es que no conozco los casos y me gustaría conocerlos mejor para poder hablar. Pero sabe usted que en el aspecto de la sexualidad yo soy muy diferente. Jodorowsky, que me conoce, lo ha repetido muchas veces: yo he pasado 20 años de castidad y voy por otro mundo. Soy diferente en ese terreno a los demás. No me interesa demasiado todo eso.


Antes de irnos, Arrabal me dice:

“Ah, pero tengo un regalo para usted. No era para usted, pero tiene mucha suerte: así era yo. Es un libro con textos de Kundera”.


Y mientras se hace las fotos (“no me explico como siendo tan horrosamente feo y arrugado quedo tan bien en las fotos”), me dice, señalando a la mesa de al lado:

“Mira qué hermosa mi novia. Fíjese que cara que tiene. ¿No la ve usted? La de las gafitas. Catedrática en la Sorbona. Retirada. Sabe mil veces más que yo de todo. Fíjese qué inocencia tiene. Y vivimos juntos desde hace casi 60 años…”

Sí, leí sobre ello y sobre sus años de castidad juntos…

Ah, eso fue capital en nuestra vida.