...autre arrabalesque : "La Bourse est un temple qui célébre le miracle de faire de l'argent, de l'argent; et des démunis, plus de démunis." [Fernando Arrabal, 1998]
...otro arrabalesco: "La Bolsa es un templo que celebra el milagro de hacer del dinero, dinero; y de indigentes, màs indigentes" [F.A: 1998]
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Juanjo Gabiña (pcc: Jordi Soler):
La necesidad de clausurar las bolsas de valores para salvar la economía real
"...hace poco más de un año, los diferentes gobiernos de los países desarrollados decidieron socorrer a los bancos que se encontraban técnicamente quebrados por culpa de su propia y ciega avaricia. Los excesos de apalancamiento y de especulación les habían puesto al borde de la quiebra. Sin embargo, impunemente y sin justificación alguna, los diferentes gobiernos optaron por rescatarlos gratuitamente y a costa del dinero del contribuyente.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE, estima que se movilizaron 8,5 billones de euros para el rescate de los bancos. ¡Esta suma es impresionante y equivale a 1.250 euros por cada persona que habitamos este planeta! Además, lo prestado es un dinero que nunca se nos devolverá por culpa de una política que funciona, desde hace tiempo y en nombre de la democracia, al servicio de las clases dominantes oligárquicas de cada país.
Por otra parte, las finanzas no son meramente un asunto de los banqueros. Son también un gran negocio para los accionistas que, con la complicidad de los gobiernos, se han instalado en el gran casino en que se ha convertido la bolsa para especular y sacar provecho de ello. Lo malo que tiene este negocio bursátil es que, en el tingladillo que se han montado unos cuantos ludópatas avariciosos que lo controlan, sólo ganan los especuladores de los bancos ya que cuando ellos pierden hay que ayudarles con dinero público y cuando ganan, dicen adiós muy buenas y se quedan con todas las ganancias.
Por ello, si no queremos seguir siendo los tontos del bote por más tiempo, ni deseamos que se dilapide nuestro futuro, hemos de prohibir la bolsa de valores cuanto antes. Si se eliminara las bolsas financieras ganaríamos todos los ciudadanos que no somos avaros y somos mayoría y, además, nos sería de una ayuda enorme para poder salir de esta crisis menos golpeados, cuando no quebrados.
Las bolsas ya no aportan liquidez al mercado tal como algunos cínicos o algunos ingenuos defienden. En realidad, las bolsas sustraen dinero a la economía real, en especial, el de muchas y muchas empresas que juegan en la bolsa para mejorar la cotización de las acciones de sus propias empresas.
Es decir, las empresas se ven obligadas a recomprar sus propias acciones para aumentar las ganancias por acción. Todo sea para mejorar el valor para el accionista aunque para ello haya que dejar también de invertir en proyectos de futuro. Así pues, hoy en día, no es la bolsa la que financia a las empresas sino todo lo contrario. Son las empresas las que financian la bolsa.
La bolsa como institución financiera ha dejado de ser una herramienta útil y se ha convertido en una institución al servicio de la especulación y enemiga frontal de la economía real. La bolsa de valores funciona exactamente como lo hace un casino y tras el paraguas de los inoperantes mecanismos de control se sitúan sus verdaderos amos cuyo único fin es el lucro.
Por ello, no es exagerado afirmar que, actualmente, si desapareciera la bolsa no pasaría nada. Ocurriría más bien lo contrario ya que la economía experimentaría un gran alivio de cargas.
Hemos de tener en cuenta que las operaciones de recompra de acciones por parte de las empresas han conocido un notable crecimiento en la cuota que representan en la economía, pasando de ser el 3,2% del PIB de 1982 al 8,7% del PIB de 2007.
Todo esa billonaria cantidad de dinero de la economía real que se nos escapa hacia la economía especulativa es una grave pérdida para la financiación de las inversiones de futuro que tanto necesitamos para salir cuanto antes de la crisis actual.
Además, el cierre de las bolsas debería hacerse cuanto antes, ya que el cáncer usurero de la bolsa ha llegado hasta las empresas y ha contaminado a muchas de ellas. Los accionistas de las empresas ya no invierten en desarrollar proyectos de sus empresas sino en especular en bolsa.
Clausurar las bolsas no sólo tendría la virtud de deshacernos de un quiste maligno sino que nos permitiría recuperar principios y valores que ya hemos perdido y que son esenciales para garantizar el progreso de la humanidad. Entre ellos que el dinero es fruto del trabajo y no de un golpe de fortuna que se obtiene jugando en la bolsa o en el casino.
De este modo, con el cierre de las bolsas, la inversión volverá a dirigirse hacia la economía real. El trabajo bien hecho y el esfuerzo son valores que empezarían a premiarse. De igual modo, la distribución de la riqueza sería más justa y equitativa, al valorizarse de nuevo el factor trabajo, y el mundo, en su conjunto, podría progresar de manera natural hacia una economía sostenible porque se lo exigiría el propio agotamiento del modelo socioeconómico actual..."
"...hace poco más de un año, los diferentes gobiernos de los países desarrollados decidieron socorrer a los bancos que se encontraban técnicamente quebrados por culpa de su propia y ciega avaricia. Los excesos de apalancamiento y de especulación les habían puesto al borde de la quiebra. Sin embargo, impunemente y sin justificación alguna, los diferentes gobiernos optaron por rescatarlos gratuitamente y a costa del dinero del contribuyente.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE, estima que se movilizaron 8,5 billones de euros para el rescate de los bancos. ¡Esta suma es impresionante y equivale a 1.250 euros por cada persona que habitamos este planeta! Además, lo prestado es un dinero que nunca se nos devolverá por culpa de una política que funciona, desde hace tiempo y en nombre de la democracia, al servicio de las clases dominantes oligárquicas de cada país.
Por otra parte, las finanzas no son meramente un asunto de los banqueros. Son también un gran negocio para los accionistas que, con la complicidad de los gobiernos, se han instalado en el gran casino en que se ha convertido la bolsa para especular y sacar provecho de ello. Lo malo que tiene este negocio bursátil es que, en el tingladillo que se han montado unos cuantos ludópatas avariciosos que lo controlan, sólo ganan los especuladores de los bancos ya que cuando ellos pierden hay que ayudarles con dinero público y cuando ganan, dicen adiós muy buenas y se quedan con todas las ganancias.
Por ello, si no queremos seguir siendo los tontos del bote por más tiempo, ni deseamos que se dilapide nuestro futuro, hemos de prohibir la bolsa de valores cuanto antes. Si se eliminara las bolsas financieras ganaríamos todos los ciudadanos que no somos avaros y somos mayoría y, además, nos sería de una ayuda enorme para poder salir de esta crisis menos golpeados, cuando no quebrados.
Las bolsas ya no aportan liquidez al mercado tal como algunos cínicos o algunos ingenuos defienden. En realidad, las bolsas sustraen dinero a la economía real, en especial, el de muchas y muchas empresas que juegan en la bolsa para mejorar la cotización de las acciones de sus propias empresas.
Es decir, las empresas se ven obligadas a recomprar sus propias acciones para aumentar las ganancias por acción. Todo sea para mejorar el valor para el accionista aunque para ello haya que dejar también de invertir en proyectos de futuro. Así pues, hoy en día, no es la bolsa la que financia a las empresas sino todo lo contrario. Son las empresas las que financian la bolsa.
La bolsa como institución financiera ha dejado de ser una herramienta útil y se ha convertido en una institución al servicio de la especulación y enemiga frontal de la economía real. La bolsa de valores funciona exactamente como lo hace un casino y tras el paraguas de los inoperantes mecanismos de control se sitúan sus verdaderos amos cuyo único fin es el lucro.
Por ello, no es exagerado afirmar que, actualmente, si desapareciera la bolsa no pasaría nada. Ocurriría más bien lo contrario ya que la economía experimentaría un gran alivio de cargas.
Hemos de tener en cuenta que las operaciones de recompra de acciones por parte de las empresas han conocido un notable crecimiento en la cuota que representan en la economía, pasando de ser el 3,2% del PIB de 1982 al 8,7% del PIB de 2007.
Todo esa billonaria cantidad de dinero de la economía real que se nos escapa hacia la economía especulativa es una grave pérdida para la financiación de las inversiones de futuro que tanto necesitamos para salir cuanto antes de la crisis actual.
Además, el cierre de las bolsas debería hacerse cuanto antes, ya que el cáncer usurero de la bolsa ha llegado hasta las empresas y ha contaminado a muchas de ellas. Los accionistas de las empresas ya no invierten en desarrollar proyectos de sus empresas sino en especular en bolsa.
Clausurar las bolsas no sólo tendría la virtud de deshacernos de un quiste maligno sino que nos permitiría recuperar principios y valores que ya hemos perdido y que son esenciales para garantizar el progreso de la humanidad. Entre ellos que el dinero es fruto del trabajo y no de un golpe de fortuna que se obtiene jugando en la bolsa o en el casino.
De este modo, con el cierre de las bolsas, la inversión volverá a dirigirse hacia la economía real. El trabajo bien hecho y el esfuerzo son valores que empezarían a premiarse. De igual modo, la distribución de la riqueza sería más justa y equitativa, al valorizarse de nuevo el factor trabajo, y el mundo, en su conjunto, podría progresar de manera natural hacia una economía sostenible porque se lo exigiría el propio agotamiento del modelo socioeconómico actual..."